CUANDO PIENSO BRANDED CONTENT no puedo evitar pensar que cuando la realidad supera la ficción, la convertimos en ficción.
Porque como realidad, sumando todo lo que tiene que pasar para que una marca siga en pie al final de cada día, no se la cree nadie. Es imposible, como en Lo Imposible de Bayona. Así es nuestra naturaleza, en realidad, así que el hecho no es juzgable…
Eres lo que nos contamos.
¿Por qué el Branded Content? Leyendo a Óscar Vilarroya en “Somos lo que nos contamos” me pareció entender que si no fuera por las historias contadas -y por tanto “guionizadas”-, y especialmente si no fuera por los chismes y cotilleos -es decir, la realidad teñida de, digamos, “autoría”…-, el homo sapiens no habría podido desarrollarse en comunidad y, en consecuencia, seguramente no habríamos llegado a nada. O, de haber llegado hasta aquí, de todo lo que tenemos no tendríamos prácticamente nada.
Hoy tenemos prácticamente de todo, incluido eso que tú fabricas o vendes -que no suele ser lo mismo-. La diferencia entre fabricar y vender te la habrán contado mil veces. Es, por tanto, “ficción”… Si trabajas, como yo, en comunicación, esa ficción es innegable y la tenemos asimilada como parte de nuestro ADN profesional. Pero si eres quien se está jugando su patrimonio en vender el producto que fabrica o el servicio que ha desarrollado, necesitarás tener más clara cuál es la realidad que hay detrás de esa ficción…
La realidad es que, ya que tenemos de todo y además tenemos para elegir a quién comprar todo lo que tenemos, tu proyecto empresarial es, atendiendo a esa realidad, fallido. Da igual lo que hagas, porque ya lo ha hecho otro. Da igual si es mejor, porque como consumidores no vamos a entender la ingeniería que lo hace mejor. Da igual si tienes dinero para hacer publicidad, porque tu supervivencia dependerá de tener cada vez más dinero para hacer más publicidad.
Volviendo a nuestra naturaleza, hace muchos años que nuestra capacidad para contarnos la realidad con cierto talento ha evitado que viviéramos sometidos al más fuerte. Hemos aprendido a adaptar esa realidad a formatos en los que el discurso y la autoría pueden más que los hechos y, a menudo, que el dinero. Y eso ha democratizado la posibilidad de tener éxito. Dicho de otra forma, nuestra naturaleza narrativa es lo que permite que tú puedas acercar más rápido y mejor lo que haces a lo que vendes. Es lo que permite que ocupes un lugar significativo, útil, en “lo que nos contamos”.
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Si somos más crédulos ante lo que nos cuentan que ante lo que es, la oportunidad es trabajar en esa credibilidad. Elevar tu realidad al lugar en el que la necesitamos como consumidores de historias, que es el lugar de la cultura compartida, accesible. La realidad no es negociable, pero la forma de contarla sí.